Trazado medieval
El interior de la villa destaca por sus quebradas, estrechas y empinadas calles. El trazado urbano de la villa nos remite a un pasado medieval. Las calles se deslizan tortuosas entre edificaciones que han mantenido el sabor popular.
Los fermosellanos han levantado sus casas en armonía con la naturaleza granítica del paisaje que por su dureza y dificultad a la hora de perforar, se ha ido aprovechando la roca para que cumplan diferentes funciones dentro de las construcciones siendo empleada en cimientos y cierres de tal modo que muchas de las edificaciones han quedado integradas en el granito.
Conoce nuestro encanto
Para sacar el máximo provecho del encanto de nuestro pueblo, ponte un calzado cómodo y empieza a caminar por nuestras calles, piérdete entre las callejuelas, rincones y plazas, pero no te limites a buscar los puntos de mayor interés porque entonces te perderás la esencia que convierte a Fermoselle en un pueblo especial, admira las construcciones, construcciones típicas y enrejados de los balcones, muchos centenarios que merecen ser catalogados como obras de arte.
Nuestras calles de evocadores nombres como el Guapo, la Amargura, el Portal del Villar o las Tenerías, se enlazan sinuosas uniéndose en la calle Requejo, la que fuera corazón comercial de la villa y que cruza el pueblo longitudinalmente para desembocar en la Plaza Mayor.
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Calle de La Nogal
El Montón de Tierra
Nuevamente te encontrarás una calle de gran pendiente, el lugar por excelencia donde comprender por qué Fermoselle es el pueblo de las 1.000 bodegas. Su empedrado típico fusionándose con las fachadas, aquí encontrarás múltiples puntos de entrada al entramado subterráneo de bodegas.
Su empedrado típico de otro tiempo, unido a su desnivel y al entramado de bodegas hacen de ella una visita obligada en Fermoselle.