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La historia de Fermoselle se remonta según los registros a la Edad del Bronce, desde que surgen los primeros asentamientos, han pasado diferentes pueblos y culturas que han dejado su huella en nuestra Villa. Fermoselle has sido hogar de una reina destronada, testigo de las luchas de poder entre el clero y la Corona o último baluarte de los Comuneros en las tierras de Castilla y León entre otras cosas.
Se cree que Fermoselle nace de un asentamiento prerromano datando de más de dos milenios de historia, según hallazgos encontrados se sabe que las tierras estuvieron habitadas en la Edad del Bronce y en la Edad del Hierro.
Los Romanos llegan a Fermoselle y construyen la vía de comunicación que comunica Zamora con Fermoselle conocida como la Calzada de Zamora.
El paso de los Romanos, deja paso a la llegada de los Visigodos primero y posteriormente a los musulmanes quienes dejarían su huella y alguna leyenda que habla sobre tesoros que estos dejaron escondidos en algunos puntos del término municipal.
Fermoselle es reconquistado por el Reino de León, a partir de ese momento, su situación estratégica en los cañones del Duero la convierte en una zona importante durante el avance de las campañas bélicas del Reino de León en su lucha por incorporar más territorios a la fe Cristiana.
La primera mención que conocemos en un texto histórico data de 1161, en el fuero de Ledesma al delimitar el Concejo, se cita el lugar de 'Mizena' (en la actualidad Murcena), en la confluencia del Tormes en el Duero. Unos años más tarde, en 1.182, se cita a Fermoselle en un documento sobre el número de clérigos que hay en la Villa.
El Papa Alejandro III anula el matrimonio entre Fernando II y la reina Doña Urraca por motivos de parentesco. En ese momento la reina, se ve obligada a salir de la Corte y se instala en la fortaleza de Fermoselle.
En 1.205, el monarca Alfonso IX concede al obispo Martín la diócesis de Zamora y "todo lo que al rey pertenecía en la Villa llamada Fermoselle, con su castillo y pertenencias, excepto los doce postores sujetos al fuero del Concejo de Zamora".
Alfonso IX concede al Concejo de Fermoselle la Carta Foral y la Villa pasa nuevamente a ser regida por el Concejo de Zamora.
Alfonso X "El Sabio" concede el poder de la Villa al obispo Suero y pasa nuevamente a ser regida por el clero. El Concejo de Zamora en un principio cede al clero el poder sobre sus postores y más tarde recula y ataca la Villa de Fermoselle para recuperar el control.
Tras los perjuicios derivados del ataque al Concejo, Alfonso X solicita la comparecencia de ambas partes para aclarar los hechos y tras el proceso falla a favor del obispo Suero, condenando al Concejo a ceder el poder completo de la Villa al clero. Unos años más tarde, Sancho IV vuelve a incorporar la Villa al poder de Corona.
La llegada a la diócesis zamorana de Pedro II hace que el monarca Sancho IV, vuelva a entregar al clero «el Castillo de Fermoselle y la Villa con todos los derechos» a condición de que hicieran cumplir siempre la voluntad del rey.
Nace Juan del Encina en la Villa de Fermoselle, considerado iniciador y patriarca del teatro español.
El obispo Acuña, antiguo miembro del consejo del Papa es nombrado obispo de Zamora y sus primeras actuaciones son tomar la fortaleza de Fermoselle y las Villas del obispado.
Con el obispo Acuña, involucrado de lleno en la Guerra de las Comunidades, el castillo y la Villa de Fermoselle se convierten en el principal centro militar del obispo y una de las más importantes fuentes de hombres para el bando Comunero.
Tras la batalla de Villalar en el que el bando Real aniquila al bando Comunero, los supervivientes emprenden la huida hacía Portugal a través de tierras zamoranas siendo el castillo de Fermoselle el último refugio de los Comuneros antes de cruzar la frontera.
Tras la Guerra de las Comunidades, el emperador Carlos V ordena destruir el Castillo como represalia por el apoyo al bando Comunero así como las murallas. Tras esto, se sabe que ambos elementos quedan en un estado deplorable que se irá acentuando con el paso de los años.
El 23 de abril de 1523 Carlos V concede a la villa de Fermoselle el privilegio de celebrar corridas de toros.
El Emperador Carlos I de España y V de Alemania incorpora la Villa a la Corona del Imperio.
Según la documentación encontrada, a mediados del siglo XVI existen minas de hierro y oro en las cercanías del municipio.
Felipe II otorga a la Villa de Fermoselle y sus aldeas el Real Privilegio de Alcabalas.
Felipe II cede la Villa en régimen de señorío a la familia Castillo-Portocarrero.
Como resultado de los enfrentamientos armados en la Guerra de Restauración Portuguesa, Fermoselle, situada en primera línea, se convierte en un punto de conflicto siendo la Villa arrebatada a la Corona Española y ocupada por las tropas portuguesas.
Tras años de paz después de abandonar las tropas portuguesas el municipio, el Rey Fernando VI cede la Villa al Marqués de la Liseda.
Tras algunos intentos frustrados de restaurar el Castillo debido al estado ruinoso en el que se encuentra, la Diputación de Zamora da permiso a algunos vecinos para desmontar lo que de él quedaba y emplear sus piedras en nuevas edificaciones. Aún hoy en día se pueden ver algunas de esas piedras de sillería en algunas viviendas.
Se reestructuran los límites provinciales y Fermoselle queda encuadrado dentro de la provincia de Zamora, en la Región Leonesa.
Tras la reestructuración provincial de España, se procede a la creación de los partidos judiciales y Fermoselle es encuadrado dentro del Partido Judicial de Bermillo de Sayago lo que provoca ciertos recelos siendo Fermoselle uno de los municipios que lidera la tensión llegándose incluso a la hostilidad entre ambos pueblos y a negarse en la colaboración de la creación del partido. La denuncia de Bermillo de Sayago ante la situación logra reconducir la situación y finalmente Fermoselle y el resto de municipios acatan la decisión.
La filoxera, grave enfermedad de la vid hace estragos en Portugal, desde allí salta el Duero para acabar con los viñedos fermosellanos acabando casi con la totalidad de la producción de vino tan tradicional en Fermoselle.
La epidemia sigue su expansión por la provincia de Zamora donde los daños son cuanto menos igual de graves. No obstante, Fermoselle actúa rápidamente y repone sus viñedos con una variedad de vid americana y durante años se convierte en el centro de producción vinícola de la provincia mientras intenta reponerse de la desgracia.
Tras la pérdida de las últimas colonias del Imperio Español en 1898, el gobierno intenta mitigar la pérdida de ingresos mediante la subida de impuestos. El 15 de octubre de 1.901 se producen revueltas en varios puntos de la geografía tomando especial importancia en Fermoselle donde una turba enfurecida asalta los hogares de los altos cargos relacionados con los partidos liberal y conservador, toman el Ayuntamiento desvalijando el archivo municipal y prendiéndole fuego en la Plaza Mayor. Estos actos serían castigados posteriormente por la justicia y se produciría una perdida irrecuperable de la historia del municipio.
El Doroteo, habitante de Fermoselle y conocido en toda la extensa zona de las provincias de Zamora y Salamanca, había sido aprendiz de gauchos en Argentina y con las mismas artes de autoerigió en cacique y protector del pueblo maltratando a sus vecinos. Es en este año, 1.902, cuando los mozos del pueblo le tienden una emboscada y aunándose todos los habitantes le dan muerte. El crimen tiene eco en toda la prensa nacional y hasta D. Miguel de Unamuno presenta la historia bajo el nombre de "El Doroteo: Un caso de soberanía popular". En 2018, el escritor José Luis Barreña, hijo de fermosellanos, publica "Justicia al Doroteo. El malevo de Fermoselle", novela que nace tras una larga investigación de los hechos y en la que se revela que el asesinato del Doroteo fue una venganza, al tratarse de una persona que se enfrentó al poder local de la época.
Los gobiernos de España y Portugal firman un acuerdo para regular el reparto del aprovechamiento del Duero Internacional en dos sectores, a raíz del cual se empezará a construir una red de presas y embalses, hoy conocidos como los Saltos del Duero.
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