La carretera C-525 con dirección Salamanca, da inicio a un camino a la salida de la Villa que nos conducirá hasta uno de los lugares más emblemáticos de la zona: «El Buraco del Diablo».
Unido a los frecuentes cultivos son los lados del camino, podemos encontrar las famosas chozas o casitas campestres, construidas con piedras de granito que hoy en día se emplean como refugio contra la meteorología adversa.
Consta de tres niveles, cada uno más profundo que el anterior, aunque ahí no concluye la cueva. Dentro vive una población cada vez más escasa de murciélagos.
Dice la leyenda que existía un túnel que unía dicho habitáculo por debajo del Tormes con tierras salmantinas.
En cuanto a la cascada, como su nombre indica corresponde al final del curso de un riachuelo que se precipita al vacío desde una altura considerable. Sin duda, la época ideal para observarla es aquella en la que se producen mayores precipitaciones.