La ruta transcurre por el camino de los molinos, denominado así por la existencia de estas construcciones, hoy derruidas, a lo largo del arroyo que discurre en paralelo a la semana durante el primer tramo.
El senderista accede, inicialmente a través de una vía sinuosa. Vía que de un modo descendente nos llevará hasta una zona donde el sendero pierde su continuidad natural, ganada en gran parte por la vegetación del monte bajo que se ha desarrollado.
Asimismo, en el descenso queda también constancia del método intestinal del cultivo de la zona, representado en los Bancales como soporte para los olivos y las viñas que salpican el descenso.
Otra particularidad a destacar, cuando ha transcurrido aproximadamente un tercio del camino, es la roca conocida como «La Cara» labrada por los agentes geológicos a semejanza del perfil de la cara, emulando solitariamente a las cabezas de la isla de Pascua.