La ruta transcurre por el camino de los molinos, denominado así por la existencia de estas construcciones, hoy La calle que da inicio a la ruta se precipita en un continuo descenso. A lo lejos se contempla el país vecino, Portugal como un espejo reflejando las laderas al otro lado del Duero.
Los paredones cuyas piedras se encuentran ocultas tras la vegetación que las ha ido tapizando, nos trasladan rápidamente al entorno natural que nos rodea.
Pronto un cartel nos indica las dos bifurcaciones que podemos seguir el camino del Ordial o el camino del Penao.
Opcion A: Camino del Ordial
La ruta transcurre por el camino de los molinos, denominado así por la existencia de estas construcciones, hoy La calle que da inicio a la ruta se precipita en un continuo descenso. A lo lejos se contempla el país vecino, Portugal como un espejo reflejando las laderas al otro lado del Duero.
Los paredones cuyas piedras se encuentran ocultas tras la vegetación que las ha ido tapizando, nos trasladan rápidamente al entorno natural que nos rodea.
Pronto un cartel nos indica las dos bifurcaciones que podemos seguir el camino del Ordial o el camino del Penao.
Opcion B: Camino del Penao
El Camino del Peano, de menor dificultad, nos muestra «La Fuente del Penao» una interesante vista panorámica del pueblo, desde donde se pueden observar fácilmente las estructuras arquitectónicas más destacables de la Villa.
La siguiente parada inevitable corresponde a la Ermita de Santa Cruz, pequeño santuario que congrega en romería los fermosellanos una vez al año.
Y para finalizar nos adentramos por el camino de las escaleras donde aún se puede observar el esmero en el cuidado de las viñas, antes de llegar a la Casita de Los Carabineros, lugar de vigilancia de contrabando que se hacía desde Portugal mucho tiempo atrás.
También es destacable el Balcón del Duero que se abre desde este punto privilegiado dominando bajo la vista un amplio recorrido del Río.