Fermoselle

Paisaje Cultural

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Lo que nos hace diferentes

El Paisaje Cultural de Fermoselle es una entidad singular y peculiar que se ha configurado a partir de las relaciones entre la naturaleza y la obra del hombre, entre los cauces de los ríos Duero y Tormes, entre la vida urbana y la rural, entre la naturaleza silvestre, los cultivos y las pintorescas formas arquitectónicas basadas en el granito.

Con la influencia de la Corona y la Iglesia en la Baja Edad Media, el papel durante la Guerra de los Comuneros, la cultura del vino y del aceite, las tradiciones, etc. El área declarada Paisaje Cultural incluye prácticamente la totalidad de los elementos naturales y atributos históricos que lo configuran: bordeada por los cauces de los ríos Duero y Tormes, integra su tradición de cultivo en bancales, su sistema de bodegas subterráneas, el trazado de calles, sus elementos culturales urbanos, la tradición de nuestras gentes.

Definiciones

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Paisaje Cultural de Fermoselle

El Ayuntamiento de Fermoselle a través de la “Guía del Paisaje Cultural de Fermoselle: representaciones del territorio, el núcleo urbano y la casa” realizada por Esther Prada pone en valor su patrimonio y paisaje como elemento que puede contribuir al desarrollo económico y social de la Villa.

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¿Qué es el Paisaje Cultural?

Existe una gran variedad de Paisajes que son representativos de las diferentes regiones del mundo. Obras combinadas de la naturaleza y la humanidad, expresan una relación larga e íntima entre los pueblos y su entorno natural. En 1992, la Convención del Patrimonio Mundial se convirtió en el primer instrumento legal internacional para reconocer y proteger los paisajes culturales.

El término paisaje cultural abarca una diversidad de manifestaciones de la interacción entre la humanidad y su entorno natural. Los paisajes culturales a menudo reflejan técnicas específicas de uso sostenible de la tierra, considerando las características y límites del entorno natural en el que se establecen y una relación espiritual específica con la naturaleza. La protección de los paisajes culturales puede contribuir a las técnicas modernas de uso sostenible de la tierra y puede mantener o mejorar los valores naturales del paisaje. La existencia continuada de formas tradicionales de uso de la tierra respalda la diversidad biológica en muchas regiones del mundo. Por tanto, la protección de los paisajes culturales tradicionales es útil para mantener la diversidad biológica.

La adopción y el uso por parte del Comité del Patrimonio Mundial del concepto de paisajes culturales ha hecho que múltiples especialistas de todo el mundo y muchas naciones identifiquen paisajes culturales, los evalúen, enlisten el patrimonio de los paisajes culturales, los gestionen y visibilicen para el mundo.

Definición del Convenio Europeo del Paisaje - CEP

El Convenio Europeo del Paisaje fue hecho en Florencia en 2000 por el Consejo de Europa y fue ratificado por España en 2008.

El CEP reconoce por paisaje cualquier parte del territorio tal como la percibe la población, cuyo carácter sea el resultado de la acción y la interacción de factores naturales y/o humanos.

Entre los objetivos del CEP destacan promover la protección, gestión y ordenación de los paisajes, así como organizar la cooperación europea en ese campo.

Reconocer jurídicamente los paisajes como elemento fundamental del entorno humano, expresión de la diversidad de su patrimonio común, cultural y natural y como fundamento de su identidad.

Integrar el paisaje en las políticas de ordenación territorial y urbanística y en sus políticas en materia cultural, medioambiental, agrícola, social y económica, así como en cualesquiera otras políticas que puedan tener un impacto directo o indirecto sobre el paisaje

Definición del Instituto del Patrimonio Cultural de Espña - IPC

El paisaje cultural es el resultado de la interacción en el tiempo de las personas y el medio natural, cuya expresión es un territorio percibido y valorado por sus cualidades culturales, producto de un proceso y soporte de la identidad de una comunidad.

El paisaje constituye una realidad dinámica ya que es resultado de procesos ambientales, sociales y culturales que se han sucedido a lo largo del tiempo en el territorio. Estos procesos están marcados por los modos de vida, las políticas, las actitudes y las creencias de cada sociedad. Por tanto, es preciso conocer la evolución histórica del paisaje, identificar y caracterizar sus principales rasgos y estimar sus valores para poder actuar, a partir del conocimiento, a favor de la salvaguarda y fortalecimiento de los valores culturales y ambientales que definen su carácter e identidad. El futuro del paisaje depende de las actuaciones que se llevan a cabo en el presente, en cada momento. Para obrar con coherencia y asegurar su sostenibilidad es necesario partir de un conocimiento exhaustivo del paisaje, que implica identificar sus elementos constitutivos, articularlos en el todo paisajístico y desentrañar los procesos históricos y actividades socioeconómicas que han incidido en su configuración. La finalidad no debe ser fosilizar el paisaje -desafortunadamente en muchas ocasiones se confunde proteger con fosilizar-, sino propiciar una evolución capaz de garantizar la pervivencia de sus valores y de su carácter.

Además de dinámico, el paisaje es una realidad compleja y de difícil gestión. Tal complejidad reside en su propia naturaleza, en la que intervienen componentes naturales y culturales, materiales e inmateriales, tangibles e intangibles. Todos ellos son constitutivos del paisaje y deben ser tenidos en cuenta, pues de la combinación de los mismos resulta su carácter y las distintas formas de percepción.